Recogemos algunas palabras escritas por su sucesor, el hermano Alois:
Para el hermano Roger, la búsqueda de una reconciliación entre los cristianos no era un tema de reflexión, era una evidencia. Para él, lo principal era vivir el Evangelio y transmitírselo a los demás. Y el Evangelio sólo puede vivirse en comunidad, estar separados no tiene sentido.
Desde su juventud, intuyó que una vida de comunidad podía ser un signo de reconciliación, una vida que se convierte en signo. Por ello, pensó en reunir a un grupo de hombres que desearan reconciliarse, algo que ha llegado a ser la primera vocación de Taizé, es decir, constituir lo que llamó «una parábola de comunión», un pequeño signo visible de reconciliación. [...]
Ahora, nuestra pequeña comunidad se siente impulsada a seguir el camino que él trazó. Es un camino de confianza. La palabra «confianza» no le resultaba una expresión fácil. Incluye una llamada: acoger con gran sencillez el amor que Dios nos tiene, vivir ese amor y aceptar los riesgos que ello conlleva.